Las ideas políticas

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1888

Rogelio Guedea*

AL VUELO

La filosofía política no parece tener hoy en día el mismo crédito que la política pragmática, esto es, la que se ejerce todos los días, con la cual tomamos  decisiones (cuando el poder que detentamos nos lo permite) o cambiamos la circunstancia en un determinado momento. La filosofía política, generalmente inscrita en el ámbito de las ideas, y más aún, de los fines que debería perseguir todo quehacer político en la sociedad, es poco valorada e, incluso, vejada, se le ve ausente de la realidad y casi adversa a la misma, como si fuera una simple revelación utópica o una ilusión ciertamente irrealizable. Sin embargo, el desdén hacia las ideas políticas  contraviene hechos históricos contundentes que han demostrado que estas ideas políticas han conseguido cambios evidentes en el devenir de los hombres. Un ejemplo clásico es aquella advertencia del célebre poeta y político alemán Heine hecha a los franceses, a quienes les pidió que no subestimaran el poder de las ideas porque éstas, surgidas en el aislamiento y la soledad de la habitación del filósofo, podían destruir una civilización entera. Heine se refería a la Crítica de la razón pura, de Kant, símbolo del decapitamiento del deísmo europeo. Asimismo, aludía a las obras de Rousseau, especialmente a su Contrato social, que tanta influencia tendría en el gran revolucionario francés Robespierre, impulsor de la Revolución Francesa y de la transformación que ésta trajo no sólo para Francia, sino para todo el mundo. No hay que caer en la desoladora convicción de que todas las ideas que tienden a enaltecer la vida de una comunidad son pulverizadas por el mal imperante e indoblegable del ordinario ejercicio político, la mayoría de las veces desconcertante por la malicia, la traición y la corrupción que lo envuelve. La idea es el germen de la voluntad y de la acción, y éstas no podrían activarse si la primera no emerge para dotarlas de realidad y de sentido. No hay que dejarnos vencer por la desesperanza, por más grande que sea nuestro pesimismo. Siempre que éste quiera imponérsenos, recordemos esta frase de Isaiah Berlin: “puede ser que las ideas políticas sean algo muerto si no cuentan con la presión de las fuerzas sociales, pero lo que es cierto es que estas fuerzas son ciegas y carecen de dirección, si no se revisten de ideas”.

*El autor es  Abogado por formación académica ; además de Doctor en Letras por la Universidad de Córdoba (España), con un POST-DOC en Literatura Latinoamericana por la Texas A&M University (USA). Fue becario del Fondo para la Cultura y las Artes en tres ocasiones y director de la colección de poesía “El pez de fuego”. Actualmente es columnista de los medios mexicanos Sinembargo y La Jornada Semanal. 

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